El trabajo, el desempleo, las deudas,
tener nuevas responsabilidades, romper una relación, perder a un ser querido,
problemas familiares, sufrir algún accidente o enfermedad, … Son innumerables
las causas que pueden hacer que atravesemos un episodio de estrés o
ansiedad.
El principal problema llega cuando el estrés se vuelve crónico, ya que
entonces puede ser muy perjudicial y dañar nuestra salud emocional e incluso
física.
Aunque el estrés es una respuesta
natural del ser humano ante determinadas situaciones, es posible prevenir y controlar su aparición.
1.
Reflexionar: Analizar la situación, canalizar
nuestras ideas y pensamientos, dar el valor justo a nuestras preocupaciones… En
definitiva, relativizar nuestros problemas.
2.
Desconectar: Hay que buscar métodos de distracción,
buscar un momento para lo que nos gusta y poder así salir de la rutina y
desconectar de los problemas que nos están generando el estrés.
3.
Practicar
deporte: Es la mejor solución
para liberar tensiones y, de paso, solucionar dolores lumbares. Salir a caminar
también es buena opción para relajar nuestra mente.
4.
Hacer
vida social: Relacionarnos con
personas de nuestro entorno, amigos, familiares, conocidos… Conversar con
ellos, fortalecer relaciones, conseguir apoyos también puede resultar
liberador.
5.
Relajación: Existen técnicas de control emocional
para ponerle freno al estrés. Respiración profunda, meditación, detención del
pensamiento, relajación muscular…
6.
Descansar: A veces es necesario tomarnos un
tiempo para nosotros mismos, recuperarnos y establecer ciertos límites entre la
causa de nuestro estrés y el resto de nuestro día a día.
No olvides también la importancia de
aceptar las situaciones que te tocan vivir en cada momento, tómate tiempo para descansar, trata de tener
pensamientos positivos y busca distracciones. Sé empático, realista y confía en
ti mismo.
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